Juro solemnemente hacerte sonreír cuando creas que ya has agotado todas tus alegrías,
también juro a tus ojos poder leerlos cuando te vuelvas tartamudo y te sobren las palabras.
Prometo soltar botones de mi blusa antes de dormir, pensando en tus manos de seda;
juro, vida mía, barrer con besos tus tristeza y con un susurro espantar una próxima tormenta.
Juro que todas las mañanas después del café, se me escapará tu nombre en un suspiro,
y entre mis angustias recurriré a nuestros recuerdos... Alimentaré dichos recuerdos de poesía mal conjugada y después de despedirte guardaré en un cofre una nueva carta.
Oye, mi amor... No esperes que te de mi vida entera, porqué probablemente no merezcas cargar con mis tristezas pero eres bienvenido aquí, en el rinconcito de mi existencia... Eres aceptado en cuerpo y alma, en alma y cuerpo, todos los días hasta que me canse de vivir...
Te juro, en nombre de todos los pasos que hemos dado juntos, escribir sobre tu piel todos los números y fechas que sumados entre si den como resultado un "dos", tú y yo... Y cuando la incredulidad llegue a tu vida de nuevo, prometo besarte hasta la sombra y 'hacerle el amor a tu amor' mientras llueve teniendo cómo propósito absoluto ayudarte a creer de nuevo en un cuento de hadas que te pertenece, junto a esta mujer que lejos está de ser princesa pero te siente en cada poro, en cada suspiro, en cada beso...
De la manera más sencilla y descomplicada, juro amarte, vida mía... Amarte en momentos, en minutos, en sorpresas... Juro creer en tu mirada hasta que te entregue la última carta del último año de nuestra última vez.