Me vienen a decir que el olvido como respuesta a la
indiferencia es la opción más fácil. Me sonríen, me abrazan y rezan: ‘el tiempo
todo lo cura’, dicen que el pasar de días cierra las heridas que evité más de
una vez por temor a no soportar el dolor de nuevo, pero nadie dice cuantos -cientos-
días se necesitas para eso.
Todos saben y nadie entiende…
Y mientras tanto tú, tan firme como un roble y tan
indiferente como nadie, tan lejos como la constelación de Tauro y tan latente
como mi corazón cuando te hablo.
No te amo, es muy cierto, pero ¡vaya, sí que te quiero!, o
te quise (ya ni sé si quiero saber), porqué, aunque no te has ido, tu voz ya
tiene un eco de kilómetros y ¿para qué dedicarles canciones a fantasmas? Y aun
así yo te quiero, sí, con todas tus heridas y con tu agenda reducida. Te quiero
con tus historias y ausentes sonrisas, con tus gustos nada corrientes y con tu actitud
irreverente.
Discúlpame, ahora, si te parece incomoda mi manera de
querer, pero no puedo jugar al vaivén, es tan simple como que me coges entera o
me sueltas del todo. Y es que yo pocas veces quiero, pero cuando quiero, quiero
tan ardiente como el fuego y al mismo tiempo tan libre como el ave que te canta
en las mañanas. Pero si tu presencia va a ser intermitente por miedo a lastimar,
prefiero que te vayas sin decir una sola palabra, que me jodas la vida sin
darme una explicación, porqué te juro por Dios (si crees en él) que tu ausencia
parcial hiere más que una bala.
Y si me vas a querer, debes saber que soy un manojo de
emociones, puedo llorar mucho y reír sin parar, le tengo miedo a casi todo en
esta vida y aun así me arriesgo, aunque me tiemblen las piernas, pero te puedo
asegurar que, aunque sea muy sentimental jamás te sería desleal.
Te puedo leer los libros que quieras antes de dormir y si me
pides que te escriba uno que otro poema --que muy probablemente no me salgan tan
bien- lo haré. Te pensaré con cada canción bonita que me recuerde a tu sonrisa
y quizá de vez en cuando te pida que te calles para que solo me abraces.
No te prometo una vida hasta viejos porqué -para variar- también
le tengo miedo al tiempo, pero cariño mío, podría ver todas mis películas favoritas
contigo cada día.
Pero, si no puedes siquiera decir lo que sientes, entonces
mejor no vuelvas.
Y ahora …
¿Te vas o te quedas?