1.17.2017

Souvenir

enero 17, 2017 Posted by Geraldine Bonilla No comments
Hey, flaco ¿cómo estás? ¿Que tal tus nuevas noches? ¿Que tal son ahora las viejas canciones con recuerdos borrosos? ¿Te has podido sentir bien fingiendo que lo que pasó ya nunca fue?

Una vez más te recuerdo, entre el humo de cigarros y unas copas de ron. Quien creería que el tiempo ha pasado y fue mejor ¿eh? No, claro que ya no somos los de antes porque ahora yo escribo menos y tú cantas más; hemos dejado atrás las primeras veces y hoy entendemos las bromas de grandes. Hemos crecido, ya conocemos nuevos sabores y sonidos, ya mi piel no está con vos. Hemos aprendido que para amar bien no hay que jurar amor eterno, solamente convertirlo en arte... Hemos aprendido tanto y tan lejos. Finjamos que así estamos bien.

Y te confieso que hay unos días que te recuerdo más que otros, como cuando huele a tabaco o tu perfume se me cruza en el abrigo de alguien en algún puente... O sí, en días como hoy, que rompo mis miedos de volver a escribir cuando recuerdo el amor retratado por Woody Allen y sonrío como si fuese aun el Noviembre lluvioso aquel. Que te dijera... Quería que me recordaras aunque no te acuerdes bien de mi voz, decirte que me siento tan orgullosa de vos y que cada noche pido por tu alma a cualquier Dios (por si acaso, por si existe). Te miento si te digo que sin ti no he podido ser feliz, porque a decir verdad he sonreído mucho y aun me quedan muchas más sonrisas por lucir.

Tampoco pretendo pedirte que vuelvas porque tu sonrisa ahora se ve mejor sin mi, porque mereces el universo y mi amor apenas es solo una estrella... Pero si por curiosidad quieres saber y coincidimos en la próxima reencarnación prometo que sería capaz de recorrer el mundo entero en busca de las mejores acuarelas, de esas que pintan bonito las esquinas oscuras del alma y por cada lagrima tuya compondría un blues para que nunca olvides que después de la lluvia siempre llega el sol (como tus ojos, como esos ojos que pintan mil veces mejor un paisaje que Dios). Es que tu nombre es arte, tu voz es música, tus besos son sueños, tú eres eternidad. Tu risa salva vidas (como lo hizo con la mía) y sin lugar a dudas pagaría con mi vida para que tus miedos jamás existan y puedas ser astronauta y pintar en tus lienzos el universo entero...
... Obvio, solo si coincidiéramos en otra vida... en la cual esta vez no me olvides como hoy, como siempre, porque esta noche te recordé con unos cigarros y unas copas de ron, te encomendé a la vida y suspiré en silencio porque un libro que guardo en mi cuarto es ahora mi vil souvenir.