5.22.2020

En tiempo pasado.

mayo 22, 2020 Posted by Geraldine Bonilla No comments
Te empecé a querer en agosto pero dueles en mayo, ojalá fuera porqué el tiempo va de para atrás cuando no estás. ¿De que sirve esperar, si no sé que estoy esperando?
Era un juego del cual tocaba huir hasta que las piernas no dieran más, pero tus brazos fueron un deslumbramiento y ya no había regreso.
Decidí elegirte humano, doliente y real entre tantas utopías a nuestro alrededor, ojalá te hubieses agarrado más fuerte a mis letras.
Perdí la cuenta de cuantas veces te he pedido que me cuentes todas tus veces para quedarte a mi lado, pero guardarás silencio hasta que me desangres el recuerdo.

Me manché de ti, con tinta indeleble y hasta los huesos. Te dediqué quizás más de diez canciones, cuatro textos, una carta e infinidad de sueños, pero así como tus besos, se desvanecieron en mis dedos. Aunque desvanecida cada palabra y un poco borrosa ya tu cara, prometo que no te voy a olvidar; fuiste refugio en la tempestad y hoy causas una melancolía casi poética que debo desaprovechar.

Hoy dueles como quien pierde el aliento, hoy te siento como la soledad en el desierto pero tu voz ya va dejando de hacer eco en mis pensamientos. Te lloro pero no te espero, te extraño pero no te ruego, te deseo pero me resigno y así, con los días, espero se transforme este sentimiento. A final de cuentas el tiempo si es un buen aliado, aunque un poco rudo así cómo tú de ingrato.

Me tienes pero no me tomas y con tu indiferencia demuestras que el deceso lo planeaste mucho antes del adiós. No te preocupes, mi amor, la culpa es mía por arrancar sin freno y creer que todo es correspondido. Volé más de lo permitido y la aterrizada fue mi lección.

Brillé a tu lado, cómo hace años no me permitían hacerlo, te di secretos inconfesables y aunque me negué al principio, muchas veces, al final sí corrí el riesgo. Hoy soy solo polvo de lo que fui, las migajas de lo que prometimos, pero sé que con el tiempo sonreiré sin dolor al recordar este mismo texto... Mayo solo será un mes, en septiembre tendré algo nuevo que esperar y en un futuro agosto volveré a querer sin temor a caer.

5.10.2020

Ciento cuarenta y cuatro horas.

mayo 10, 2020 Posted by Geraldine Bonilla No comments

Tendría una y mil excusas para huir muy lejos y olvidar todo dolor.
Podría negarme y creer que todo tiempo pasado nunca pasó.
Fingiría, con una justa razón, que ciento cuarenta y cuatro horas después ya olvidé tu voz.
Quisiera que al cerrar los ojos, tu reflejo ya no me invadiera el espacio; pero como la ilusa que siempre espera, te guardo un lugarcito a mi lado.

Si me hubiesen dicho que hoy tendría en mi camino tantas imposibilidades, tal vez estaría en una carrera por borrar tu huella. Que amargo Octubre amándote y que despreciable Mayo intentando olvidarte.
Si supieras que ahora solo vivo del recuerdo, contando los minutos de tu silencio ¿tendrías una pizca de piedad por mi? Sin lugar a dudas el alma si se moldea a la pieza faltante y en este caso, mi amor, tú fuiste la base y la razón.

Tendría una y mil excusas para que no dejes de escucharme.
Podría negarme y creer que sueñas conmigo y nuestro final feliz.
Fingiría, sin ninguna esperanza, que me esperas con una nueva canción.
Quisiera que al cerrar los ojos se desvaneciera todo este mal momento, pero de nada me sirve insistir donde nunca estuvieron.

Con tu besos fui un roble inquebrantable, tu risa supo escudriñar lo que ni yo conocía y hoy te vas y solamente me queda todo lo que a tu causa fui.
Y ahora estoy aquí, con muchas palabras atragantadas y haciendo de tripas corazón, acostumbrándome a la titanica tarea de desacostumbrarme a tu cortante adiós.

Quizá pienses que sin ti estoy mejor, o yo misma me mienta con un supuesto rencor. Pero, dime tú ¿alguna vez tuviste seguridad en este amor?

Como doce mil navajas entre pecho y espalda se siente el saber que ya no tengo nada que esperar, que septiembre ya será tan solo treinta comunes días más, pero si alguna noche nueva la soledad te invade por favor nunca olvides que cuando te conocí, me reconstruí.

No diré que te esperaré la vida entera porqué ¿quien espera algo que no tiene certeza? Quizás con los días ya duela menos tu ausencia y entre canciones se esfumen las ganas de regalarte letras. Otras manos recorrerán el mismo camino y borrarán tus huellas y no diré adiós porqué yo aprendí a amar entre fuegos y contra marea. Pero te juro, cariño mio, que estarás presente en todas las calles que recorrimos antes de despedirnos.

Y seguiré pidiendo a Dios que cuide tus pasos, porqué desde que me conoces la melancolía me ha acompañado y no dudaré en llorar un poco por ti... Pero lo haré con la esperanza de que la paz te invada y que el dibujo que juntos jamás hicimos, lo recrees como la fotografía que ya no tuvimos.

Podría rogar que te quedes veinticuatro meses más coloreando lo que me falta remendar, pero te he dado tanto que ya no tengo fuerzas para más. Y me voy, dejando atrás lo que fui por ti, porqué te amé tanto que, por respeto a tu voluntad, decidí mentir. Mentí cuando dije que no quería saber de ti y vuelvo a mentir al decir que jamás volvería a decirte que sí, pero después de crear juntos una nueva forma de amar ¿de que vale olvidarme de ti?