Te dije 'adios' esperando que te fueras, que te fueras pronto, casi corriendo y que te arrepintieras luego.
Juré sonreír por tu necesaria ausencia, no fruncir el ceño y encomendar tus pasos al universo.
Suspiré por el corto tiempo que se nos dió la última mañana, lloré en silencio mientras te besaba para no entorpecer tu destino con mi llanto afligido.
Te dibujé con mis dedos cada noche que te amé porqué sabía que en un largo tiempo tu sonrisa no volvería a ver.
Sin embargo no notaste que hasta aquella última vez quedaron bocetos tuyos, bien adheridos en mi piel.
Te doy mis letras, amor mío, sin importar cuántas veces te las lea, para que entiendas que sigo recogiendo los besos que te dejé... Esos que quedaron regados en nuestros recorridos como si su propósito fuese marcar un camino, uno de esos que son inciertos, irreales pero muy seductores.
Y aunque muy cliché, por esta noche te regalo la luna —aunque allá ya sea de mañana— porqué en la inmensidad del cielo compartimos versos así estemos lejos.
Reconozco que no son tan buenos como los de Bécquer o Esquivel, pero te juro que contienen más amor al arte que el mismísimo Louvre...
... Es que tú eres arte, desde el primero hasta el septimo. Tu sonrisa da mas vida e ilusion que un largometraje de Méliès y tu espalda da tanta paz como un paisaje de monsieur Monet. Tu voz es ballet de Tchaikovsky, de esos que invitan a danzar por horas sin parar y yo anhelando ser cisne, llegar volando esta noche a tu lado y no volver jamás.
Y perdóname si te aturdo un poco, tengo en hilos colgando mi alma sin hacer mucho alboroto, pero esta noche ya no pude más y mi voz ronca (después de varias cervezas) te volvió a pronunciar.
Es que si te escribo más de una vez mientras te ausentas, serás más que una sombra en mi cabecera... Serás vida y amor, serás mi deseo ferviente y constante, serás mi paciencia y motor, serás eso que no debo volver a cometer pero cierro los ojos para que duela menos este error.
Tomo el reloj en mi mano (aunque no me gustan), leo uno de los libros que me dejaste para que sea menos tortuoso esperarte. Y te quiero, mi amor, con cada pecado cometido de parte y parte así hayan ocho horas de diferencia y tu destino tenga un camino muy aparte.
0 comentarios:
Publicar un comentario