5.10.2020

Ciento cuarenta y cuatro horas.

mayo 10, 2020 Posted by Geraldine Bonilla No comments

Tendría una y mil excusas para huir muy lejos y olvidar todo dolor.
Podría negarme y creer que todo tiempo pasado nunca pasó.
Fingiría, con una justa razón, que ciento cuarenta y cuatro horas después ya olvidé tu voz.
Quisiera que al cerrar los ojos, tu reflejo ya no me invadiera el espacio; pero como la ilusa que siempre espera, te guardo un lugarcito a mi lado.

Si me hubiesen dicho que hoy tendría en mi camino tantas imposibilidades, tal vez estaría en una carrera por borrar tu huella. Que amargo Octubre amándote y que despreciable Mayo intentando olvidarte.
Si supieras que ahora solo vivo del recuerdo, contando los minutos de tu silencio ¿tendrías una pizca de piedad por mi? Sin lugar a dudas el alma si se moldea a la pieza faltante y en este caso, mi amor, tú fuiste la base y la razón.

Tendría una y mil excusas para que no dejes de escucharme.
Podría negarme y creer que sueñas conmigo y nuestro final feliz.
Fingiría, sin ninguna esperanza, que me esperas con una nueva canción.
Quisiera que al cerrar los ojos se desvaneciera todo este mal momento, pero de nada me sirve insistir donde nunca estuvieron.

Con tu besos fui un roble inquebrantable, tu risa supo escudriñar lo que ni yo conocía y hoy te vas y solamente me queda todo lo que a tu causa fui.
Y ahora estoy aquí, con muchas palabras atragantadas y haciendo de tripas corazón, acostumbrándome a la titanica tarea de desacostumbrarme a tu cortante adiós.

Quizá pienses que sin ti estoy mejor, o yo misma me mienta con un supuesto rencor. Pero, dime tú ¿alguna vez tuviste seguridad en este amor?

Como doce mil navajas entre pecho y espalda se siente el saber que ya no tengo nada que esperar, que septiembre ya será tan solo treinta comunes días más, pero si alguna noche nueva la soledad te invade por favor nunca olvides que cuando te conocí, me reconstruí.

No diré que te esperaré la vida entera porqué ¿quien espera algo que no tiene certeza? Quizás con los días ya duela menos tu ausencia y entre canciones se esfumen las ganas de regalarte letras. Otras manos recorrerán el mismo camino y borrarán tus huellas y no diré adiós porqué yo aprendí a amar entre fuegos y contra marea. Pero te juro, cariño mio, que estarás presente en todas las calles que recorrimos antes de despedirnos.

Y seguiré pidiendo a Dios que cuide tus pasos, porqué desde que me conoces la melancolía me ha acompañado y no dudaré en llorar un poco por ti... Pero lo haré con la esperanza de que la paz te invada y que el dibujo que juntos jamás hicimos, lo recrees como la fotografía que ya no tuvimos.

Podría rogar que te quedes veinticuatro meses más coloreando lo que me falta remendar, pero te he dado tanto que ya no tengo fuerzas para más. Y me voy, dejando atrás lo que fui por ti, porqué te amé tanto que, por respeto a tu voluntad, decidí mentir. Mentí cuando dije que no quería saber de ti y vuelvo a mentir al decir que jamás volvería a decirte que sí, pero después de crear juntos una nueva forma de amar ¿de que vale olvidarme de ti?

3.19.2020

Cuarentena.

marzo 19, 2020 Posted by Geraldine Bonilla No comments

He contado las horas cuando sumar los minutos se hace más difícil.
He dicho adiós más de una vez y al final no me siento capaz.
He rebuscado en mi arrume de canciones una que me ayude a encontrarme,
pero al final recurro a los cientos de silencios que suelen abrumarme.

Estoy escribiendo cuando no planeaba hacerlo y aun así solo hay dislexia en mi cerebro,
Estoy sintiendo tanto que ya no sé describir lo que, se supone, debo olvidar.
Y no he dejado de gritar aunque no tenga voz, pero...
¿Existe alguien que esté interesado en escuchar?

La vida se pasa entre párrafos que pienso y no relato,
entre cigarrillos y tragos que nunca acabo.
El corazón se me drena entre muchos 'te amo',
unos sinceros y los demás que solo existen por miedo a ya no estar.

Quiero hacer cosas muy grandes e inolvidables como escribir un libro y aprender a cantar.
Quiero no dejar de soñar con sus ojos y ver a su lado una aurora boreal.
Quiero romper todas las reglas y bailar sola, la noche eterna.
Quiero rimar y no quererle tanto para que sienta por primera vez el miedo de perderme.
Quiero que alguien me quiera tanto como para no dejarme ir y aprenda a leer mis labios.
Quiero dejar de mentirme y olvidar.

Me agota cargar en mis parpados las lagrimas que no debo botar,
te busco creyendo que las migajas me llenarán de paz,
pero sigo hundiéndome en la mentira de que todo cambiará.

Necesito huir como si de la muerte se tratara,
desaparecer parece tan buena idea pero a la vez tan imposible.
Necesito dejar de creer que no merezco más que el miedo ajeno a la soledad,
pero vuelve tu voz a cortar toda mi voluntad.

Merezco un desvelo lleno de poesía barata y el frenesí de unas manos que no deseen soltarme.
Merezco ser el recuerdo que se eterniza en una fotografía enmarcada...
Merezco ser la razón de una pasión que hace sentir tan real la inmortalidad,
merezco pertenecer, permanecer y nunca temer.

Debería saberlo, con solo el tono de mi voz,
debería creer que se me están agotando los motivos y la ultima razón.
Debería saberlo, con solo la ausencia de lo que nunca faltó,
debería creer que lloro cada noche porqué estoy en el ejercicio de ya no necesitar.

Hemos sangrado tanto, que ahora sigo los rastros secos de lo que alguna vez fue.
Me estoy rindiendo, pero esta vez ya es imperceptible.
Seguiré contando las horas, pero restando los minutos, como la cuenta regresiva que no esperé.

6.18.2019

Cuenta regresiva.

junio 18, 2019 Posted by Geraldine Bonilla No comments
¿Como se desprende el frío al recostarse sola en una cama para dos?
¿Cómo se desacostumbra la costumbre de dormir tres horas al día?
¿Cómo se rompe la rutina de fracasar en el intento?
¿Cómo se explica que no tienes palabras para dar una explicación?

¿Y si dejamos de volver a los lugares donde se amó la vida porqué nos llenan de melancolía?
¿Y si dejamos de sonreír aunque tengamos un mal día para ir a bailar aun sin tener swing?
¿Y si dejamos de jadear dormidos en los sueños no cumplidos por dar paz a quien no lo merecía?
¿Y si dejamos atrás el miedo de ver en la oscuridad a los fantasmas que decidieron irse sin ti?

Que desgastante es la presión de encajar donde no quisieron ver que no eras igual,
fingir que el corazón es de goma cada que un reproche se siente como un puñal.
Cómo aquellos entes de optimismo fingido, que tildan de imposible a la posibilidad de hallar belleza en la tristeza,
como si unir pedazos de un alma ajena mientras la tuya se desmorona no fuera entre todos, el mejor poema.

Y si yo tuviera el poderío de lograr cada anhelo, me convertiría en un grifo;
te buscaría hasta en el final del infinito para llevarte en mis alas como el más frágil pergamino
y aunque estuviese aplastada y resignada en el asfalto como un bicho,
conjuraría el mejor de los hechizos para ver tus lágrimas convertidas en tu libro favorito.

Camino atravesando paredes con un cigarro entre mis dedos,
con la osadía que careces para renunciar a lo que te daña cada día.
La desilusión, irónicamente, me hace más valiente que a ti
y aun así no soy más que los residuos de los deseos de una niña que hace años expiró.

Por todo eso te pido perdón.

Te pido perdón por ser quien cada día se ve seducida a emprender un viaje a la nada sin regreso.
Te pido perdón por destruir hasta la mejor de las peores intensiones.
Te pido perdón por insistir en que el mejor plan es el que no se planea.
Te pido perdón por llover mientras me deshago y dañar tu calma.

El diablo llegó una noche de esas tantas donde el alma se cansa pero el sueño no llega
y me infectó el cerebro con el parásito del sobre valorado significado de existir.
Creí ser una soñadora que emprendiera resistencia, siendo más fuerte que cualquier tragedia,
pero solo me atrincheré en el miedo de la voz de esas personas que no temen herir.

Me quedó grande mentir a ella y mentirte a ti,
Me quedó grande fingir que puedo respirar sin tener una razón de vivir.
Me quedó grande amar sin dañar solo porqué yo me rompí cuando crecí.
Me quedó grande confiar en cada cosa en la que alguna vez creí.

¿Cómo se silencia la verbigeración y recriminación por no tener la valentía de cumplir lo que otro soñó?
¿Cómo se borra la bregadura de una pasión que se transformó en un cariño que nunca se confesó?
¿Cómo se motiva la gallardía de darle la estocada cobarde a una existencia que hace años terminó?
¿Cómo se deja de pensar en las respuestas a preguntas que nadie más se atrevió a dar solución?


10.07.2018

Tiempo prestado.

octubre 07, 2018 Posted by Geraldine Bonilla , , , , , No comments

Somos la psicodelia que todos quieren ver en sus romances; somos el tic tac ausente de un reloj que hace un par de horas se detuvo; somos ese jam de un saxo que en cada nota deja de lado su inercia y quiere ser poeta; somos esa mentira viviente del: 'no puedo verte' y sin embargo en la madrugada te desvelas por pensar en cuanto me extrañas.

Pero todo es mejor cuando rompemos la ausencia, arrumas las excusas, te sacudes los miedos y en tu camino me encuentras; porqué el cielo existe cuando en la oscuridad de tu habitación tomas mi mano y viajamos en el tiempo con cada canción de tu reproductor.

Tu almohada es de goma cuando me recuesto y tu voz dirige el ritmo de mis latidos. Siempre olvido cuantas horas llevo mientras que en tu melancolía me pierdo y sin embargo, joven, nunca quiero que se acabe nuestro tiempo.

Te odio, porqué estamos locos, porqué eres, en una sola melodía de jazz, toda mi perdición. Me pierdo en tus pastillas para locos, tus labios hechos de Marlboro y cereza, tus besos con sabor a cerveza  barata y yerba. Y dejo que todo quede en silencio, para así poder reírnos de nuestros esporádicos encuentros, como sí fueramos la musa más nostálgica de un poeta que sigue escribiendo después de muerto.

Somos todo y nada en una noche, en un escondite, en un solo encuentro. Nos amamos esa única vez todo lo que no pudimos antes y todo lo que no se nos permitirá después; el secreto de un romance de años que no lo es tanto, queda entre las sábanas de tu cama o en las cuerdas de tu guitarra colgando.

Pecado insalvable, el pecado original, el del cariño perfecto que no siempre debe continuar... Ese, ese que no queremos desgastar, ese que nos salva de la mierda y es el mejor piloto para volar. Porqué es mejor darlo todo en una noche cada que la oscuridad invade el alma, que extenderlo y hacer de esta historia una más trivial.

Secreto empalagoso y encaramelado, de ese que podríamos gritarle al mundo pero es mejor no volverlo mundano. Yo me quedo con la exquisitez de escucharte cantar, entre lo tenue de mi miseria y el oasis de tu mirar; me quedo con lo impetuoso que suenas cuando hablas de tus sueños y de mis ganas de escaparme contigo al infierno.

Me quedo contigo, en silencio y solo por un siglo cada dos años si nos es permitido; porqué la vida se derrumba y yo prefiero cantar a tu lado por ti y por mí, por lo infinitos que somos cuando estás improvisando estrofas mientras yo aterrizo.

Me quedo con tus abrazos, que aunque como púas serán cuando despierte, mis demonios ahuyentan y el mundo se detiene.

Me quedo con este texto, ese abrazo, esa foto, esa cerveza, ese poema y esa canción. Me quedo, más allá de los besos, con la picardía y la satisfacción de que la cobardía nos pesa para decir 'adios'.

10.04.2018

Mon Art.

octubre 04, 2018 Posted by Geraldine Bonilla No comments

Te dije 'adios' esperando que te fueras, que te fueras pronto, casi corriendo y que te arrepintieras luego.

Juré sonreír por tu necesaria ausencia, no fruncir el ceño y encomendar tus pasos al universo.

Suspiré por el corto tiempo que se nos dió la última mañana, lloré en silencio mientras te besaba para no entorpecer tu destino con mi llanto afligido.

Te dibujé con mis dedos cada noche que te amé porqué sabía que en un largo tiempo tu sonrisa no volvería a ver.
Sin embargo no notaste que hasta aquella última vez quedaron bocetos tuyos, bien adheridos en mi piel.

Te doy mis letras, amor mío, sin importar cuántas veces te las lea, para que entiendas que sigo recogiendo los besos que te dejé... Esos que quedaron regados en nuestros recorridos como si su propósito fuese marcar un camino, uno de esos que son inciertos, irreales pero muy seductores.

Y aunque muy cliché, por esta noche te regalo la luna —aunque allá ya sea de mañana— porqué en la inmensidad del cielo compartimos versos así estemos lejos.

Reconozco que no son tan buenos como los de Bécquer o Esquivel, pero te juro que contienen más amor al arte que el mismísimo Louvre...

... Es que tú eres arte, desde el primero hasta el septimo. Tu sonrisa da mas vida e ilusion que un largometraje de Méliès y tu espalda da tanta paz como un paisaje de monsieur Monet. Tu voz es ballet de Tchaikovsky, de esos que invitan a danzar por horas sin parar y yo anhelando ser cisne, llegar volando esta noche a tu lado y no volver jamás.

Y perdóname si te aturdo un poco, tengo en hilos colgando mi alma sin hacer mucho alboroto, pero esta noche ya no pude más y mi voz ronca (después de varias cervezas) te volvió a pronunciar.

Es que si te escribo más de una vez mientras te ausentas, serás más que una sombra en mi cabecera... Serás vida y amor, serás mi deseo ferviente y constante, serás mi paciencia y motor, serás eso que no debo volver a cometer pero cierro los ojos para que duela menos este error.

Tomo el reloj en mi mano (aunque no me gustan), leo uno de los libros que me dejaste para que sea menos tortuoso esperarte. Y te quiero, mi amor, con cada pecado cometido de parte y parte así hayan ocho horas de diferencia y tu destino tenga un camino muy aparte.