Voy más allá de lo lógico, de lo posible; voy más allá de la distancia, de los miedos; ahora mismo voy más allá de su sonrisa, de mis mejillas, de la luna misma, de su cariño ...
Es sencillo lo que le escribiré hoy, y es la primera vez que le escribo en luna llena (me gusta más la luna menguante porque me recuerda la forma de su sonrisa) ... Solo paso a escribirle y recordar que en muchas madrugadas, entre suspiros y lagrimas lo quise, le temí, desee huir, pero lo volví a querer con más fuerza que de costumbre y por esa misma razón volví.
Y aquí me tiene, sacando un minuto para usted, porque ya me sabe a chocolate y muchas risas, a eternas trasnochadas, a palabras no dichas.
Madrugadas que planean un sistema de movimiento perfecto, una cadera que marca su nombre, la necesidad de presumir cuanto me quiere, lo cómico, la melancolía venenosa, los reclamos contradictorios; con todo eso somos usted y yo, nosotros dos, aunque muchos sepan esta historia, no hay mejor historia como la que puedo contar en sus labios, y es así cómo no hace falta nada más, un pedacito de paraíso en todo el espacio sideral.
Venga dando pasos inciertos, ciertamente seré su guía. Venga, pues, ya usted no duele, es ahora mi más placentero vicio; a lo mejor llegar a verlo (34 minutos tarde) fue el momento ideal, o solo puede ser un error bien vestido que debería tener sabor a coñac.
Son las 21hrs y jamás me arrepentiré de esperarle, pensarle, escribirle, o soñarle, porque la vida tiene un dulce ritmo de vals y sabor a menta cuando su voz o sus letras quedan permanentes en mi cabeza antes de dormir.
-Mágica- Esa es la palabra que describe esta noche, donde por primera vez bajo luna llena me atrevo a escribirle de nuevo, porque me gusta mucho su sonrisa y la picardía con la que me mira. -Te quiero- Es la frase que puedo pronunciar enseguida, sin pensarlo, sin temer, con ingenuidad, con el mismo nivel de riesgo.
Puedo encoger los hombros, arropar mis piernas, cerrar los ojos, escuchar ruidos abruptos en la calle, leer realidades, pero aun así no me retracto de esperarle cada día, cada noche, cada fase lunar, cada madrugada... Inclusive, cada coma de esta loca 'poesía' en prosa es el calculo aproximado de los suspiros que he dejado escapar recordando la ultima vez que le escuche disfrutar de mi presencia.
¿Ha notado que cada vez que le escribo, son más párrafos los que puedo digitar? Ahora bien, es un crédito bien ganado de su parte, porque resulta que son cientos y cientos de palabras que no salen con naturalidad de mi voz ya que mi nerviosismo siempre sera potente. Sin embargo, aquí estoy, como muchas noches, como en muchas cartas, guardando en el ciberespacio los renglones que curiosamente siempre son para usted.
Gracias por quererme, por recordar mis labios con un sabor correspondiente ...