1.29.2014

A ella, mírala.

enero 29, 2014 Posted by Geraldine Bonilla No comments

Dicen que la distancia es el olvido ... Que con un poco de rencor olvidarás lo que fue un venenoso 'amor'... ¿Y si en realidad, al final del libro, nadie quiere olvidar?



Por lo menos ella, no quiere olvidar...
¿Cómo olvidaría el aroma dulce de una piel, de un amante, que fue tan desconocido?
Si, solía tener un aroma azucarado, unos besos algo ácidos, abrazos reconfortantes...
Piernas que eran la columna de sus pasiones y así mismo las rejas de sus propias perversiones; hasta las columnas se derrumban después de tantos temblores que provoca cada despedida.
Sus manos se convertían en un oasis que refrescaba el ardiente desierto que existía sobre el cuerpo de ella, calmaba su locura, espantaba su desesperación, la hacia reír a carcajadas durante 20 segundos mientras brotaba el manantial olvidado entre sus piernas.
Él era su aliado, su alivio, su enfermedad, su propósito, su llanto... Ella creaba (bajo sus labios) una capsula del tiempo, con espacio para los dos solamente... Eliminaba de su camino muchas semanas de ausencia, le tomaba la mano, tan aferrada, siempre con el miedo a que se fuera o fuese raptado de sus propios suspiros.
Pero no, ella no quiere olvidar que amó a un amante desconocido, a un cretino de buena voz, a 27 cm de diferencia en altura entre los dos... Ni las canciones (nadie puede olvidar una melodía). Nadie la puede culpar, se enamoró de como su caballero fantasmal le alivia un dolor que su propia indiferencia le clavaba como cuchillos; se enamoró de todos los sueños que dibujaba a las 3 de la madrugada ¡MALA HORA PARA SOÑAR! ... Aun así, yo si quiero burlarme de ella... Por ingenua, por terca, por su demencia al querer sin establecer limites...

A lo mejor ella no quiere olvidar y libera su pecho con el frío de una noche de luna, porque aun cuelga del hilo que levanta las comisuras de quien la enamoró alguna vez con su sonrisa... Alguna, una y otra vez...

Solo espero que él no la olvide, que no lo desee... Quizás decida una noche miserable recordarle, hacerle la tristeza a esa mujer un poco menos amarga y la escuche al darle las buenas noches. No la busque todas las noches, pues entonces se arruinan los recuerdos; sin embargo, una noche entre 24 podría hacerle sonreír...

¿En donde se pide la licencia para querer olvidar?

[Hey, te quiero]



1.08.2014

La conjetura de una despedida.

enero 08, 2014 Posted by Geraldine Bonilla No comments

¿Por qué se quejan de las despedidas y dicen no gustarles?

Ojalá yo supiera que es despedirse de alguien, dar un beso en el que deje mis ganas... Ver ir a alguien con lagrimas en mis ojos, tener la oportunidad de agradecer y/o sentir, de nuevo, cada sentimiento que alguna vez recorrió mi cuerpo. Nunca me he despedido de alguien, como si cada persona huyera de algo que pudiese decir... Se desliza entre mis dedos como el agua, solamente... Y se me quedan muchas palabras atragantadas, tantos deseos me caen pesados y me da indigestión... Los sentimientos se revuelven tanto que al final no puedo saber cual es cual y solo miro a la ventana para disponerme a crear una rutina cada día que no me deje pensar.

Yo quiero al menos una despedida, solo una ... Ya sé que nada es para siempre, pero despedirse probablemente puede ser la confirmación de que cada cosa fue real. No sé bien ¿por qué se van? ¿por qué no me llevan a conocer? Tengo miedo al saber que pasará, que pudo suceder o el porque no fue de tal manera. Entonces me escudo en recuerdos y en mi memoria se crea como un tipo de collage con cada momento y me hago a la idea de despedirme de ese alguien, (Ja! como si fuera suficiente tan solo un instante...) pero recordar duele, desgasta, desmorona el alma ¿entonces cual es la despedida ideal?

Por ejemplo, en este momento extraño a alguien que se fue mucho antes de que se lo pidiera, en mi vida solo quedaba su física presencia... él ya se había ido. Pero no logro ubicar el momento exacto, el reproche ideal, las palabras perfectas para decirle que le extraño, solo por el hecho de no poder verle a los ojos (y a esa bonita sonrisa) antes de que se fuera por un largo tiempo de mi vida.

Un día, un 6 de Diciembre le vi a los ojos para luego llegar a mi casa y escribir una carta que nunca entregué, porque nunca fue el día ideal... Supongo que ese es mi problema, siempre espero mucho y planeo lo implaneable ... De todas formas, el día nunca llegó.

Esta es la primera de tantas veces que desde ahora ya no me leerá y creo que resulta bien, así no abrumo su conciencia ni el presente que disfruta.

Que complicado es ordenar las ideas, extrañar sin dar lugar a una despedida... Solo dejar ir...

No se quejen de las despedidas...