6.03.2016

La imperfecta ideal.

junio 03, 2016 Posted by Geraldine Bonilla No comments

Torpe, muda, masoquista y testaruda... Soy esa, la que es todo en público sin hacer bulla.

Soy esa que por donde pisa no emite fuerza pero en silencio anhela ser invencible; soy la que ya crees y no conoces, soy tanto en memorias que en palabras cortas me resumo a ser borrosa.

Hoy me defino como tu imperfecta ideal porque soy esa que al verte triste no te preguntaría detalles para saber como aconsejarte, solo recurriría a contadas bromas ridículas para sacarte una minúscula sonrisa... Poco ortodoxa y todo, pero ¡cariño, si que te encanta reír conmigo! Y sí, soy esa, de pocas palabras de frente pero con un derroche de poesía al sentirte ausente.

Soy la que te piensa en silencio, aun cuando tuvo el placer de tocar en tus labios el cielo más de una vez... Y ni hablar del dulce café de tus ojos con miel, porque esos ojos han sido el desvelo exquisito de esta mujer que reza cada noche por tu bien. Y es que tengo un Dios con lo que no me llevo muy bien, pues no quiso obsequiarme un 'don' para que no osara tu voz a olvidarme, pero soy tan 'esa' que en garabatos sigo insistiendo con dejarte inmortal en honor a lo vivido.

Soy esa que, sobre todas las demás, podría en miradas cruzadas despertar tus más bajos instintos y sonreír con picardía porqué habría desnudado sin tocarte un centímetro de piel cada una de tus sucias y perfectas perversiones. Soy una diminuta gigante, porque soy esa, la que te sigue conociendo aun sin verte hace tiempo y seguiría acertando en tus conexiones exactas para que explotes en lujuriosa felicidad. ¿Quien más tendría tal ventaja?

Y también sé quién no soy. No soy la de piernas largas, sonrisa tierna, voz afable, talentos insuperables y palabras enredadas... No te compondré melodías porque lo único que sé de música son las canciones que me hacen pensar en ti, tampoco correré largos prados de la mano contigo porque siempre me quedo corta de tiempo recordando el sabor de tus labios. Pero mi viejo amor, las noches lluviosas de noviembre te recordaré y en cualquier libro de amores confusos siempre escribiré tu nombre para recordarte intacto y perfecto como te conocí.

No fui ni seré lo que sueñas, pero soy la que si pudiese redimir noches como bonos, te haría el amor por horas incontables jurando que recorrería tu piel como a un camino viejo y muy conocido  pero con la misma ansiedad de una primera vez; porque soy esa que te desea como muchas pero te conoce como ninguna.

Soy esa que conoce el sabor exacto de besos dados en medio de llanto y remordimiento. Soy la que tú ni quieres ni esperas, pero la que te guardaría en un pedacito de su alma toda la vida, porque contigo supo crear amor mientras le hacías a vida.

Y sí, también soy esa que ya poco recuerdas para tu alivio y aun así, a millones de minutos de distancia, te soportaría aun cuando cargaras un infierno de secretos en tu espalda... Soy la que te abrazaría fuerte cuando menos crees merecerlo.

Pero también soy (y la más probable) la que borrará tus pupilas de la Luna, la que no se cansará de acumular reproches en tu contra y así poder camuflar a la imperfecta ideal que te haría el amor por toda su vida y a la mañana siguiente esa misma te prepararía un café endulzado de eternidad.

En conclusión: soy muchas contigo y por ti, pero nada que aprendo a ser esa que no suplica cada noche a la vida una caricia tuya en su piel desnuda antes de dormir.