La vida titila segundos descoloridos...
Zapatos dos tallas mas chicas, las libretas con tareas viejas, las fotografías con amigos que ya no vuelven.
Las boletas de conciertos que ya fueron, las lagrimas que entiendes hoy que fueron en vano.
Las hojas de arboles y libros que ya cayeron, los ríos que no tienen ya el mismo caudal que tuvieron hace tres vidas.
Las fiestas que acompañaron tus primeras veces, los consejos de tu vieja que te retumbaban cada noche y hoy aconsejas a otros.
Los juegos de mesa con piezas faltantes, los poemas que no se entregaron porqué se mancharon de café.
Los amores que no hicimos por miedo a ser interrumpidos por el pasado, lo inverosímil de nuestra frase "es la ultima vez".
No hablamos lo suficiente antes de partir y hoy eres todo esto: nostalgias.
Solo detén mi llanto, cielo, el mismo de cada mes. Me dijeron que el fin está cerca porqué aprendimos a soportar las balas lanzadas por la indiferencia. Tenemos que escapar de aquí.
Vamos, corramos, a un lugar donde aún podamos sentarnos en los columpios y con los pies tocar lo más alto del cielo. Vamos a un lugar donde el olvido no existe y podamos volver a empezar.
Te ves muy bien desde acá abajo, desde este pozo de nostalgias al que me lanzaste, aunque no eres del todo bueno para este corazón perceptible a tus deseos (siempre correré a cumplirlos).
Déjame ir, pero acompáñame. No acumulemos más melancolías y hagamos una nueva ruta de amor hacia donde el cielo se une con la pradera pero, cariño mio, esta vez no sueltes mi mano.
Las canciones que se dedicaron y no son recordadas, las estrellas señalando una segunda oportunidad.
Los abrigos no devueltos en noches heladas, el perro que se perdió de casa buscando libertad.
Las películas que salieron de cartelera sin ver en tu compañía, el cóctel de pastillas que estuvo a nada de apagar esta vida.
La caja de recuerdos que perdiste sin remordimiento, los viajes por el universo que hice sin ti.
Te quiero con nostalgias y aun así en medio de mucha calma, ya no sé cuantas vueltas al sol van desde que te fuiste y sigues clavado en mi alma. Ya aprendí a decir "lo siento".
Sin embargo, bienvenido al penúltimo espectáculo, a la calle melancolía (menos bonita que la de Sabina). Siempre eres bienvenido. Eres el autor de las letras que destilan añoranza. No me tengas rencor, no me destruyas, al menos dame un "gracias" inconmensurable y dame un abrazo que dure eones. Correré hasta la esquinita, te espero en la próxima entrada.