11.07.2015

Epitafio para el infinito.

noviembre 07, 2015 Posted by Geraldine Bonilla No comments
Días enteros que parecen años, semanas tan infinitas como el espacio, miles de horas poniendo bloques ajustados entre sí para crear muros irrompibles... Muros mas altos que yo, muros que no se derriben como mi voluntad, muros que me protejan de mi propio amar, para saber que al final un "adiós" esperado camuflado de espontaneidad le iba a dar un empujón a cada una de mis lagrimas una noche donde todo ya iba muy mal.

Nos preparamos para despedidas toda la vida aunque nos hayamos amado tanto que nuestros besos al final eran en la piel como cuchillas; ahí estuviste, preparando mi karma, tu venganza y el boomerang de mi desprecio inconsciente... Pero es que tú, mi amor, siendo tan poco elocuente viviste siempre tan latente que ya no sabia con cuales mas fuerzas quererte.

... Y no te quedaste, te llevaste hasta mi fluidez para escribir las migajas de nuestro amor en cartas de colores manchadas y arrumadas... Te fuiste con paz y una sonrisa, aun sabiendo que tu partida era mi agonía, te fuiste sin piedad besando hasta mi tuetano siendo consiente de que ya no teniamos amor.

¿Por qué tu corazón lo entregaste sin dar beneficio a buscarme unas horas mas? Cariño, mi amor, si yo siempre estoy caminando lento frente a ti ahorcandome en mi orgullo pero rogando al cielo que vengas detrás de mi, como mi sombra y mi aura, como el amor por el que vale la pena luchar.
Aún así, mi vida, lo siento... En tu partida aprendí que no siempre te iba a tener a mis pies como era el plan inicial, pero yo soy la del alma rota y los sentimientos quebrados... ¿no podias aceptar el reto de calmar mi angustia y malos recuerdos?

... Pero ya qué, ya fue... Te quiero, te juro por Dios que en mi espíritu tu recuerdo es mi alimento, como si se tratara de tu presencia contra la inmensidad del universo y en consecuencia le ganarás al infinito más allá de mi remordimiento.

Y ahora---
No vuelvas, por favor casi que te estoy suplicando que no vuelvas más al pantano que he formado con tus besos agrios y borrosos recuerdos de tus halagos... ¡No vuelvas nunca más! Amate, amala, quierela tanto o mejor que a mi, remiendala con un abrazo, cura su amor a la muerte con un beso redentor. Odiame, pero hazlo con todo tu rencor por lo perdido, te lo imploro, porque te amo tanto que dejaria de mi corazón latir a cambio de verte sonreir.


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Es que eres de esos que aman con inocencia y ternura, de los que entregan todo lo que tienen y no lo que les sobra... De esos caballeros chapados a la antigua que siempre dejan en la puerta de la casa a su damita y la mano le dan hasta para ver las estrellas sobre el firmamento. Eres de los que buscan entre el cofre de sus poemas el más bonito sobre la faz de la tierra solo para que combinen con la sonrisa de ella.

 - En conclusión: al lado tuyo y de tu nuevo amor por ella (el que nunca se esfumó) soy casi que un plato de mierda. Pero te amé, a mi manera mas malisiosa y rota, pero te juro que lo hice. Te hice el amor con todas mis pasiones reprimidas y te dejé partir cuando tu alma ya tenia sabor a tristeza... Y si la vida nos juntara de nuevo dentro de muchos siglos, cariño, te aseguro que resucitaría hasta a Vivaldi y te llevaría una noche a caminar por Vienna para que componga un allegro en honor al reencuentro; o a lo mejor coja un avión a Toulouse y busque a un nuevo Carlitos Gardel para llevarte por los caminos que soñamos de niños al ritmo de un buen tango argentino. Y todo eso porque habré guardado la primera inocencia de un amor que soñamos infinito y se nos fue con horas contadas... Ya despues de estar cansados de amar labios extraños, te buscaré hasta en unos Ojos Color Sol para contarte que en silencio te esperé aun sin importar que la piel se hubiese marchitado.

Ahora bien, si por el contrario el día de mañana ya te he olvidado, esta noche de lluvia en un mes de recuerdos te digo que te he odiado mejor que a nadie, porque soy la de los caprichos y el amor en silencio.